Negus I, el conquistador (de corazones)

Hace casi 7 años que Negus entró por la puerta.

Negus, te queremos

D.E.P. Negus

Tenía un otohematoma (una bolsa de sangre en la oreja), pero no vamos a hablar ahora de eso, porque esta es la historia de Negus y de sus maravillosos papás.

Porque papás tenía muchos, toda una famila volcada y dedicada a él hasta el último momento de vida. Y la vivió intensamente, que es como todos deberían/deberíamos vivir. Le hemos disfrutado en plenitud, como cuando zarandeaba su gruesa correa con nudo y mosquetón llevándose todo a su paso, aunque le sangraran las encías de lo fuerte que apretaba el nudo…o cuando se parapetaba en un rincón de la clínica porque no quería salir. Teníamos que engañarle alguno de nosotros, saliendo fuera para que nos siguiera, porque no quería que se acabara la juerga que para él era visitarnos, aunque estuviera malo.

Y lo difícil que era hacerle una foto. Salían todas movidas porque estaba muy loco.

En este video que hemos preparado os haréis una idea de lo guapísimo que era, es nuestro pequeño homenaje (PINCHA AQUÍ)

Porque le han pasado unas cuantas cosas que la mayoría de los perros pueden superar por separado, pero es que a él le pasaron una detrás de otra: además del otohematoma que comentaba al principio, una uveítis y una hiperplasia prostática, tuvo problemas mayores: contrajo la leishmaniosis (pero no murió por ella), tuvo un mastocitoma (tumor maligno que también superó), tuvimos que extraerle un colmillo…aunque lo peor vino después.

Seguramente conocerás en primera persona o has oído hablar de las enfermedades neuronales degenerativas como el Alzheimer en las personas. Es muy, pero que muy difícil para los pacientes y tanto o más para sus cuidadores. En los últimos 2 años y medio Negus padecía una disfunción cognitiva que sus papás han tratado, además de con sus medicinas, con mucho tiempo y mucho, mucho amor. El camino ha sido muy duro viendo como, día a día, el Negus de siempre se iba apagando, hasta no reconocernos en los últimos días.

Pero yo siempre le recordaré llevándose como trofeo la botella de agua de plástico de Conchita…seguro que ahora lleva una en la boca y ha saltado de una nube a otra, a ver si le pillan.

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La clave es llegar a tiempo…aunque sea por los pelos

Las imágenes hablan por sí solas. Aunque los datos ayudan a ser objetivos, a comparar los hechos. Lara vino con un peso de 1,420 kg. Solo han pasado 3 meses y ya pesa 1,645 kg. El pelo ha vuelto a salir (de hecho, se le pueden poner gomas para el pelo de la cabeza), la descamación ha desaparecido, sus ganglios palpables están de un tamaño normal, está contenta, come bien…ha vuelto a ser ella. Incluso cojea menos, probablemente porque había una artritis inmunomediada y agravaba el dolor producido por sus luxaciones en ambas rótulas.

Ni qué decir tiene que sus analíticas están fenomenal, son casi las de un perro sano, a pesar de que aún tiene que afrontar el final del tratamiento para mantener a raya a ese parásito intracelular que es la Leishmania.

Este es el caso de una paciente enferma de Leishmaniosis que ha acabado muy bien, pero hemos llegado muy justitos. Podría haber acabado fatal. De hecho, el pronóstico inicial era muy malo, no creíamos que pudiera soportar todo el arsenal de fármacos que su dueña le ha tenido que dar mañana y noche, todas esas medicinas que ha tenido que tomar Lara. En esta ocasión hemos ganado, Lara ha ganado, pero podríamos haber evitado este sufrimiento con una simple analítica. Todo habría sido más fácil para Lara y su dueña. Si bien es cierto que el parásito, la maldita Leishmania, ha preferido atacar su piel y anejos en lugar de órganos vitales como el riñón.

Las enseñanzas de este caso son las siguientes:

–         No por estar en zona urbana estamos a salvo de la Leishmaniosis, lo mismo que el ir a una zona de riesgo como una playa y no bajarle a la misma. Si en la zona hay Leishmaniosis, el riesgo existe aunque no bajemos al perro. La solución es usar antiparasitarios adecuados y vacunar.

–         El test anual de Leishmania debe ser un protocolo que no debemos obviar ningún invierno, a menos que nuestro perro ya esté vacunado.

–         Y finalmente, decir que los perros son muy duros, aunque sean pequeños de tamaño. La medicina no es una ciencia exacta, porque Lara no parecía que tuviera muchas probabilidades de vencer, pero ha luchado y ha ganado.

Y nosotros nos alegramos de haberla ayudado.

¿Conocéis más casos de Leishmaniosis? ¿Que hayan acabado tan bien?

Espero que compartáis vuestras experiencias con nosotros.

¿Tengo que sacar a mi perro con casco?

No me gusta escribir historias tristes, pero a veces no hay más remedio que contar lo que pasa. Aunque no nos guste. Pero esta historia, aunque empezó fatal, acabó bien.

Viene en Junio de 2012 una perrita que hacía más de un año que no venía a nuestra clínica. Había ido a vacunar a otro centro más cercano el último año y, aunque comentó que se le caía el pelo, que no comía, no le dieron mucha importancia y le prescribieron  levadura de cerveza, rosa de mosqueta y ácidos grasos. No se le hicieron pruebas. Ninguna.

Eso sí, le habían dado condroprotectores y antiinflamatorios para su luxación rotuliana… Hablo de una perrita de 2 años y de 1.5 kg de peso, que vive en el centro de Alcorcón. Por problemas de salud de la propietaria, apenas sale a la calle ni tiene contacto con otros perros.

Al ver las imágenes, está claro que hay un problema, y muy serio. No solo por el estado general de la perra, sino también porque está triste e inapetente. Todos conocemos a nuestros perros, cómo son, y cómo no son. Lara no era ni la sombra de lo que solía.

En la primera visita vemos una alopecia generalizada, con una descamación brutal, seborrea severa y prurito. Dada la gravedad del proceso, proponemos hacer diferentes pruebas, por lo que la citamos unos días más tarde en ayunas y le hacemos una analítica de sangre completa. Aunque vive en zona urbana y apenas sale, proponemos hacer también un test de Leishmania y nos da positivo. La IFI nos dice que su título es de 1/1280, altísimo (consideramos positivo a partir de 1/160).

Ya no fue necesario hacer las otras pruebas que teníamos previstas, ya teníamos un diagnóstico: LEISHMANIOSIS.

No me voy a extender en el tratamiento, que ha sido muy costoso para la propietaria y algo pesado para Lara, pero sí que quiero hacer hincapié en la medicina preventiva. Un simple análisis de sangre que incluya un test de Leishmania, algo que se debe hacer anualmente a todas nuestras mascotas, habría evitado que Lara llegara tan deteriorada a la clínica.

Debemos desterrar algunos tópicos, como que si el perro es muy pequeño, o apenas baja a la calle, o vive en zona urbana, está a salvo de picaduras de mosquitos.

¿Cómo es posible que aún haya perros en Madrid a los que no se les haga una analítica de Leishmaniosis anual? Debería ser algo tan común como poner la vacuna antirrábica, no es una enfermedad exótica, está a la orden del día.  

Además, ahora disponemos de una vacuna que nos va a ayudar a reducir la incidencia de esta zoonosis.

Mañana, la resolución del caso.

¿Queréis ver las fotos una vez tratada?

El postoperatorio

-Hola Mayte ¿qué tal ha ido la noche?

-Fenomenal. En casa le dieron de beber un poco por la tarde, como hacemos con todos, y luego se “bebió” la lata que damos de postoperatorio. Me voy a llevar otra.

-Estupendo, a ver si la tenemos un poco controlada esta semana, para que no nos dé guerra la herida.

-Sí, estaremos con mil ojos Conchita, la tía no para. Espero que la gorguera la tranquilice algo. Aunque la veo que se maneja bien con ella, no tiene problemas para comer o para la calle. Se asusta algunas veces cuando se choca, pero se acostumbrará.

-Lo cierto es que es la decisión más importante que hay que tomar en el primer año de vida de un perro o un gato, pero es para siempre, y es acertada.

-Sí, y ya está hecho. En un par de semanas volveré a las clases de educación, tomaremos un pequeño descanso para que todo vaya bien, aunque luego me cueste más trabajar con ella y los otros perros.

-Y cuando se recupere, le haremos la analítica de leishmania antes de ponerle la primera dosis de vacuna. Lo normal es que dé negativo, pero por si acaso lo hacemos.

-Y las otras dos dosis del primer año, cada 21 días ¿no?

-Así es, ya lo programamos un par de semanas o tres después del alta de la cirugía. Tenemos que estar seguros de que su sistema inmune está en lo que tiene que estar, que no se nos disperse, jajajaja.

-Aunque la vacune, le pondré las pipetas y me llevaré un spray para cuando vaya al campo. Este año no ha llovido nada y vamos a tener más mosquitos y garrapatas que nunca…

-Sí, ya hay que poner de todo. Me parece buena elección la combinación de pipetas y spray. En un cachorro los collares tienen dos problemas: como crecen se les quedan pequeños, y el segundo es que se los pueden comer o morder, e intoxicarse. El año que viene combinarás collar y pipeta, que es más cómodo.

-Por cierto, tenemos que pendiente una excursión por el campo cuando esté bien, me apetece mucho.

-Eso está hecho, nos vamos con los niños y con Dolsa y pasamos el día. En cuanto deje de hacer frío lo organizamos. Miguel Ángel ¿tienes preparado el quirófano? Ya está aquí Lola para la cirugía, vamos poniendo la medicación preanestésica.

-Sí, ya está todo listo, cuando la tengáis preparada la bajamos. Avísame.