Dido y las procesionarias

Ayer estaba triste, pero hoy… ¡ casi me muero !
Si no fuera por el grito que ha pegado mami:
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Nooooooooooo, Didooooooo, noooooooooo !!!!!!!!!!
Acto seguido, me ha cogido en brazos y le ha gritado a papi:
-Dame el aguaaaaaaa, rápidoooooooo.
Papi le ha dado una botella de agua y mami me la ha vaciado dentro de la boca limpiando la lengua. Yo no tenía ni idea de lo que pasaba, pero me he dejado hacer porque estaba muy asustado al ver así a mamá.
Lo único que había hecho yo es acercarme a ver unos bichitos muy monos que iban en fila, como de excursión, para ver si se podían comer o no.

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Y resulta que no se pueden comer. Papi me ha dicho que ya había escrito sobre el tema en el blog, y que son muy peligrosas. Se llaman procesionarias del pino, y resulta que en este bosque había 4 pinos y muuuuuuchas excursiones de bichitos de estos.
Menos mal que no he llegado a olerlos de cerca y a relamerme la trufa, porque habría perdido media lengua, al menos eso dice mami.
Al final, todo ha quedado en un susto muy gordo. Mami me ha llevado en brazos hasta que hemos salido del bosque, por si acaso me acercaba otra vez a ver a los bichitos. Lo peor de todo es que me he quedado sin olerlos y no sé a qué saben. Ya lo intentaré más adelante cuando no me vean los papis.
Se me ha olvidado decir-soy un perro, no puedo estar en todo- que hemos salido de Estella y nuestro destino es el pueblo de Los Arcos. Ambos en Navarra, pero acercándonos a La Rioja. Aquí hacen la bebida esa que parece sangre y que tanto gusta a mis papis cuando no trabajan.
La verdad es que me he levantado mal, con ganas de vomitar. Mami dice que seguro que es por las 2 patatas fritas que me dió ayer -qué exagerada es, ¿no ?- y papi que será por las almendras que les robé o por lo que he cogido del suelo de la gente torpe. Yo creo que es porque ayer cené muy pronto y tengo mucha hambre. Anda que no le he oído a papi decir muchas veces que la vesícula biliar (o algo así) se vacía si pasan demasiadas horas sin comer. Justo lo que me ha pasado a mí, ¿no os parece? Igual todos tenemos un poco de razón.
Y como siempre me gusta ir el primero, si Pablo y papi nos adelantan a mami y a mí, me pongo a tirar como un salvaje hasta que les alcanzo, y hago un ruido muy raro con la garganta. Mami lo llama tráquea, pero es la garganta, estoy seguro. Es porque el collar me aprieta cuando tiro mucho, no entiendo el mecanismo pero es así.
No os voy a contar qué hemos hecho después de andar los 22 km de hoy, porque os lo podéis imaginar: comer, comer, comer, y comer cosas ricas ellos, y yo mis bolas («así no te pasa lo de esta mañana, Dido»). Qué listos se creen…si a mí todo me gusta y me sienta bien 😉
Mientras los niños y yo descansábamos un rato, mis papis han ido a dar una vuelta por el pueblo, han visto la iglesia, y han comprado un líquido en la farmacia para quitarse lo rojo de la cara y el cuello, y de la calva de papá. Dice que la tiene como un cartón. Eso tampoco lo entiendo. Es que no he cumplido aún los 3 años, no lo sé todo.
Bueno, os dejo por si acaso me ponen de cenar otra vez. Les he oído decir que, a lo mejor, me ponen de comer 4 veces al día en lugar de 3, como estoy haciendo tanto ejercicio…deseadme suerte.

Medicina para caballos

Sí, como lo oyes, se han traído una medicina para caballos. Pero para ponérsela ellos. Lo oí en la clínica cuando hacían el pedido de las medicinas, que se lo pedían por si les dolía algún músculo. Por la forma de andar que tienen papi y mami creo que se van a poner esa medicina hoy mismo.
Después de los 25 km de ayer, han dicho que hoy eran un par de km menos. Menos mal, porque yo tengo un dolor en los muslos que ellos llaman agujetas. En cuanto nos hemos puesto en marcha se me ha pasado. Hemos cruzado un puente muy chulo y ha empezado la jornada.

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El principio ha sido horrible para ellos, les oia jadear, cuesta arriba todo el tiempo hasta que hemos hecho 3 km. Luego ha sido más normal, pero me he cansado hasta yo. Como tengo que ir todo el tiempo contando que estén todos, me agoto. Voy para adelante y cuento: 1,2…me faltan otros 2. Voy para atrás, y cuento: 3, 4. Vale, ya están todos. Pero se me escapan los de delante y tengo que comprobarlo, y así todo el tiempo. Podrían ir juntos, sería más fácil para mí.
Lo bueno es que hacía un airecito muy agradable y no había casi sol, y eso ayudaba bastante para no sudar tanto en las subidas. No habia casi sol hoy, pero tienen la cara (mami) y la calva (papi) rojas como los cangrejos. Claro, son unos urbanitas, y en cuanto salen de la clínica y les da el aire, pues eso, parecen unos guiris.
Hemos pasado por muchos pueblos, pero no me he quedado con los nombres porque eran difíciles de recordar. Papi dice que son: Mañeru, Cirauqui, Lorca, Villatuerta (de este sí que me acuerdo porque es donde hemos comido, y me han dado 2 patatas fritas) y hemos llegado a Estella.
Y al llegar a la casa de hoy se han puesto la medicina de caballos. Mami se la ponía a papi detrás de la rodilla y papi daba gritos. Me ha hecho mucha gracia, porque gritaba como un niño pequeño. Luego ha dejado de gritar, se han vestido después de darse una ducha y nos hemos ido a andar por el pueblo de Estella. Se han metido en un sitio para comer a las 20,30 h y hemos salido 2 horas más tarde. No hacían más que pedir platos de comida, y yo oliéndolo todo desde mi escondite del bolso. Antes de entrar en el bar me han puesto un abriguito para que esté calentito, y que no coja frío después de todo el día andando.
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Dicen que mañana es un poco más corta la etapa hasta Los Arcos, pero yo creo que lo hacen para no desanimarnos a los niños y a mí. La verdad es que no le veo la gracia a tanto paseo, solo piensan en comer cuando llegan, pero ¿qué pasa conmigo?
Estoy un poco triste, no tengo ganas de hacer bromas, a ver si mañana la cosa cambia…

El Camino de Santiago…y de Dido

Lo siento, pero ayer no pudimos contar nada porque llegamos muy tarde de pintxos por Pamplona. Pero empezemos por el principio, que es el viaje.
Era mi primera vez…en tren. Salimos corriendo de la clínica y mami me metió en el bolso donde me esconde cuando vamos a sitios donde no admiten perros. Aunque luego me he enterado que en la Renfe de cercanías sí que podemos ir, y que en el tren grande tenía mi propio billete. Papi dice que no le han cobrado nada por el viaje. Claro, como es veterinario, seguro que tiene «enchufe».

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Lo alucinante fue ver lo rápido que corren los árboles, porque nosotros estábamos quietos y era la naturaleza la que corría. En serio, el tren no se mueve, es algo muy extraño. Si no fuera por un niño que no paraba de gritar enfrente de nosotros, y que no me dieron nada de los bocatas ni mis papis ni los niños, el viaje fue perfecto. Pude dormir un ratito fuera del bolso con mami cuando me cansé de mirar por la ventana.
Y llegamos a Pamplona. Nos llevaron a una casa donde vive mucha gente que lo llaman hotel, pero en realidad es una habitación con un baño, y tiene 4 camas. Dejamos las mochilas y nos fuimos dando un paseo para ir a cenar. A cenar ellos, claro. A mi me dieron las bolas de todos los días («sí, Dido, que es muy sano, que es por tu bien» y tonterías así, pero me huele mucho mejor la comida que hacen mami y papi…) y nos fuimos a sitios donde había mucho ruido y olía a comida. Yo, escondidito en el bolso para que no me regañen.
Primero fueron/fuimos a un sitio llamado «El Gaucho», donde tomaban un agua de color oscura que parece sangre y comidas ricas que llaman tapas. Luego, a otro sitio que se llama «La mejillonera» y acabaron en «La mandarra de la Ramos». Yo no probé nada, pero ellos estaban contentos con lo que comieron en los tres sitios: lomo de foie, esturión, mejillones y calamares, y tosta de gulas y tortilla rellena. Solo de oir los nombres me entra hambre…
A la vuelta yo creo que los papis estaban un poco piripis, como no beben nunca y habían tomado el agua oscura, pues pasa lo que pasa, que decían más tonterías de lo normal. Pero no tenían que conducir, solo andar hasta la casa con mucha gente.
A mí me gustó mucho todo el paseo de ida y vuelta, y el olor de los bares, pero no los paseos por las calles porque había un grupo de chicos con tambores y cencerros que hacían mucho ruido y me asustaban, pero a la gente y a mi familia les gustaba, y mucha genta bailaba con ellos. No lo entiendo. Y ahora le dicto a papi lo de hoy, que no me apaño con el ordenador.

Etapa Pamplona-Puente la Reina

Nos hemos levantado tarde, pero a mi me parecía que era muy pronto porque habían cambiado la hora decían. No sé, yo tenía mucho sueño. Me han dado mi pienso de Royal Canin y han bajado para que yo vea cómo se toman un café y unos bollos. Muy fuerte, parece que lo hacen a posta. Aunque me quieren mucho, agradecería un pequeño gesto de vez en cuando, aparte de darme alguna chuche de perros. No sé, un filetito, arroz, pasta, cualquier cosa valdría. No os imagináis cómo huele lo que hacen en la máquina que calienta las sartenes y las ollas. Como no pongo cara de pena porque no pido nunca, pues claro, no me dan nada.
Y se han puesto las mochilas pequeñas (las 2 grandes se las han llevado al siguiente hotel, así cualquiera) y hemos empezado a andar. Yo creía que era el paseo largo de los Domingos, pero no me imaginaba que iba a ser tan largo. Al principio iba corriendo hacia delante con papi y Pablo, y luego me iba para atrás a buscar a mami y a Carlos, que estaban haciendo fotos (eso pasa siempre igual, se entretienen y tenemos que esperarles), pero me he dado cuenta que me cansaba un poco y he ido más tranquilo…hasta que me encontraba un perro y podía jugar con él. Incluso con los perros cuyo dueño decía «cuidado con este, que muerde». Como yo estoy castrado (no lo digo para presumir, es lo que hay) solo pienso en jugar y ni los machos ni las hembras me ven como una amenaza. Porque he ido suelto casi todo el camino, menos cuando mami me llamaba para atarme porque íbamos a cruzar una carretera o entrábamos en un pueblo. Hemos pasado por muchos: Cizur Menor, Zariquiegui, hemos subido una montaña que cansaba un poco (el Alto del Perdón, donde se han comido un sandwich y me han dado mi pienso), Uterga, Muruzábal, Eunate (había una iglesia románica muy chuli para mami, seguro que pone alguna foto algún día), Obanos, y hemos llegado a Puente la Reina.

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Me han dado de beber agua y ellos han tomado una bebida egipcia llamada cerveza y otra vez a comer cosas ricas… Hoy tampoco van a poder conducir. Nos hemos echado una siesta grande, muy tapaditos, y nos hemos bajado a cenar. Bueno, ya me entendéis, ELLOS han bajado a cenar y yo me he metido en el bolso. No os cuento lo que han cenado porque me da rabia. No es que no me guste mi pienso, pero estaréis conmigo que es un poco aburrido. Menos mal que la gente es muy torpe y he ido recogiendo todo lo que se les cae cuando comen en el camino, especialmente en la parada en lo alto de la montaña: kikos, cacachuetes, trozos de pan, había un botín para mí solito, jejejejeje.
Bueno, ya estoy un poco cansado de dictarle a papi, y él también parece que tiene ganas de acostarse, así que lo dejamos para mañana.
¿Váis a leer lo que voy a escribir?

Firmado: Dido.