Las imágenes hablan por sí solas. Aunque los datos ayudan a ser objetivos, a comparar los hechos. Lara vino con un peso de 1,420 kg. Solo han pasado 3 meses y ya pesa 1,645 kg. El pelo ha vuelto a salir (de hecho, se le pueden poner gomas para el pelo de la cabeza), la descamación ha desaparecido, sus ganglios palpables están de un tamaño normal, está contenta, come bien…ha vuelto a ser ella. Incluso cojea menos, probablemente porque había una artritis inmunomediada y agravaba el dolor producido por sus luxaciones en ambas rótulas.
Ni qué decir tiene que sus analíticas están fenomenal, son casi las de un perro sano, a pesar de que aún tiene que afrontar el final del tratamiento para mantener a raya a ese parásito intracelular que es la Leishmania.
Este es el caso de una paciente enferma de Leishmaniosis que ha acabado muy bien, pero hemos llegado muy justitos. Podría haber acabado fatal. De hecho, el pronóstico inicial era muy malo, no creíamos que pudiera soportar todo el arsenal de fármacos que su dueña le ha tenido que dar mañana y noche, todas esas medicinas que ha tenido que tomar Lara. En esta ocasión hemos ganado, Lara ha ganado, pero podríamos haber evitado este sufrimiento con una simple analítica. Todo habría sido más fácil para Lara y su dueña. Si bien es cierto que el parásito, la maldita Leishmania, ha preferido atacar su piel y anejos en lugar de órganos vitales como el riñón.
Las enseñanzas de este caso son las siguientes:
– No por estar en zona urbana estamos a salvo de la Leishmaniosis, lo mismo que el ir a una zona de riesgo como una playa y no bajarle a la misma. Si en la zona hay Leishmaniosis, el riesgo existe aunque no bajemos al perro. La solución es usar antiparasitarios adecuados y vacunar.
– El test anual de Leishmania debe ser un protocolo que no debemos obviar ningún invierno, a menos que nuestro perro ya esté vacunado.
– Y finalmente, decir que los perros son muy duros, aunque sean pequeños de tamaño. La medicina no es una ciencia exacta, porque Lara no parecía que tuviera muchas probabilidades de vencer, pero ha luchado y ha ganado.
Y nosotros nos alegramos de haberla ayudado.
¿Conocéis más casos de Leishmaniosis? ¿Que hayan acabado tan bien?
Espero que compartáis vuestras experiencias con nosotros.
BESISTOS PARA LARA.-Y FELICIDADES AL VETERINARIO.-
Sigue por este camino, pues es necesario concienciar a los dueños de mascotas; que es más fácil prevenir que curar.
Eres un ejemplo del bien hacer.
Un abrazo
me alegro por Lara 🙂 se la ve estupenda!!!!
Que bien como me alegro por la perrita y por la dueña claro!!!
Yo puedo contaros la experiencia con Lucas un podenco de tamaño pequeño que tengo en acogida, le rescatamos de la perrera de Logroño el día 29 de enero donde le iban a sacrificar porque la familia que le adoptó lo dejó allí al enterarse de que tenía Lishmania.
Cuando fuí a buscarlo me encontré un perrito en los huesos, con una descamanción brutal, heridas en las orejas y codos. Tras las primeras analíticas el peor pronóstico, lishmania con nivel alto, mucha anemia, apenas 6 kg de peso y con insuficiencia renal.
Han sido semanas muy duras, de un tratamiento muy fuerte de muchas pastillas diarias, 5 semanas de pincharle por la mañana y por la noche, de las primeras semanas incluso seguir bajando peso pero él siempre alegre.
El resultado a día de hoy sin llegar a los tres meses desde que le recogí es de piel perfecta, pelo bonito y brillante, los riñones recuperados, sin anemia, nivel de lishmania bastante reducido, pesando 8 kg y ahora sólo tomando una pastilla diaria.
Toda la lucha merece la pena, pero sobre todo es mejor prevenir y no tener que llegar a estos casos.
Marta, muchísimas gracias por compartir tu experiencia con nosotros. Me alegro mucho de que Lucas esté tan bien después del tratamiento. Un abrazo.