Esta es la historia de Golfo, un cachorro de Gos d´atura de 8 meses, un mago, un prestidigitador que hace desaparecer de su casa todos los calcetines y braguitas que tiene a su alcance. Y los que no, los busca…
Os enseño las fotos de su primera visita a la clínica, apenas una bolita de pelo negro.

Golfo guardaba los calcetines secretamente dentro de su estómago y su intestino porque había descubierto que era un escondite genial. Esto hubiese sido, incluso, divertido si no fuera porque casi le cuesta la vida.
Hace 5 días apareció en la consulta porque venía con un cuadro agudo de vómitos. Tras lo que llamamos anamnesis -que es como un interrogatorio exhaustivo a su propietaria- su mamá humana, Ana, un poco harta de la conducta traviesa de Golfo, nos confesó que el día anterior había vomitado una braguita.
En otras ocasiones su familia había visto salir por su culete diferentes tipos de calcetines, de todos los colores: rojos, rosas, los azules o blancos del cole de los niños…limpios o usados, aunque mostrando una clara preferencia por estos últimos. Este era el destino de los calcetines, salir por la puerta trasera.
Pero también tenía la capacidad de vomitar. Por esta vía, la oral, había ingerido y expulsado una variada selección de lencería femenina. Debía considerar que no merecía el mismo final que los calcetines.
Pero ayer el destino quiso que un calcetín no siguiera su ruta habitual, la que va de la boca al estómago, luego al intestino delgado, el grueso y, finalmente, el ano. En los días previos las radiografías no revelaban una obstrucción, y el tratamiento médico y la fluidoterapia mejoraron su estado pero no resolvían su gastroenteritis.

Ante la propuesta de una laparotomía exploratoria (abrir el abdomen para ver qué está pasando) que podía ser “en blanco”, esto es, abrir, no ver nada, y cerrar, los propietarios prefirieron hacer una gastroscopia. No había nada. Pero Golfo seguía mal. Incluso peor que el día anterior. Y le operamos. Estas son las imágenes de la localización de la obstrucción.
