Excalibur, una víctima inocente

Igual que en el Lejano Oeste: primero se dispara y luego se pregunta.

Nadie duda que tomar decisiones es difícil. Y hay veces que, tomes la decisión que tomes, siempre hay gente descontenta con el resultado y que tiene sus razones. Pero cuando la decisión tiene consecuencias, hay que dejarse asesorar por expertos.

En esta ocasión parece que se ha decidido demasiado rápido y, lo que es peor, hemos perdido una oportunidad única.

El último estudio científico que se hizo sobre el ébola en perros, hace más de 10 años, concluía que un porcentaje significativo de los mismos presentaba una tasa de anticuerpos frente al virus, pero no se demostró que lo contagiaran. Sabiendo esto, parece lógico pensar que no era urgente sacrificar a Excalibur.

Más aún cuando sus propietarios se ofrecieron a colaborar y dejarlo en cuarentena para que su caso fuera estudiado. Me puedo imaginar lo mal que lo estarán pasando también por esto, lo frustrante que es perder a tu mejor amigo además de estar gravemente enfermo…

Una víctima inocente

Una oportunidad perdida

¿No hubiera sido más inteligente tenerlo en cuarentena, vigilado, y hacerle análisis periódicos para ver si estaba infectado?

Los estudios nos hubieran permitido conocer a fondo cómo se desarrolla -o no- la infección en los perros, y hubiera clarificado el protocolo ante futuras infecciones. Ahí sí, con conocimiento de causa, con pruebas, con estudios en los que habríamos sido pioneros, se sabría cómo actuar ante un nuevo caso.

Pero ha cundido el pánico y han hecho lo más fácil. Lo que pasa es que, en este caso, muerto el perro no se acaba el ébola.

D.E.P. Excalibur 😦

¡ Asesinada por un psicópata !

 

Lo siento, mi intención esta noche era escribir un nuevo capítulo del Diario de una adoptante pero, como siempre, la realidad supera a la ficción…después de una semana de trabajo intenso, estaba llegando a casa pronto, para variar, cuando suena el móvil de urgencias.

Se trataba de una antigua clienta, cuyo marido había hecho muy buenas migas con Jessy, una gatita tricolor de un añito de edad, más o menos. De repente la ve aparecer por la obra donde esta trabajando corriendo con dificultad hacia él,  con una herida en el pecho y cojeando.

Las imágenes hablan por sí solas: herida por disparo a corta distancia.

Jessy se presenta en la clínica con una anemia severa, mucosas pálidas, hipotérmica, hipotensa, deshidratada, con una lesión neurológica en el plexo braquial derecho y, en una palabra, desangrándose por dentro. En las radiografías que le hemos hecho se puede apreciar la hemorragia torácica (hemotórax) y la trayectoria del proyectil, que entraba por el pecho y se aloja finalmente en el pulmón, cerca del corazón. Hemos tenido que eutanasiarla, se estaba muriendo…

Pero lo más grave es que el psicópata que ha hecho esto, en la urbanización Cerro Alberche, lo ha hecho a corta distancia, de frente, y después de ganarse la confianza de esta gatita tan cariñosa, que se acercaba a todo el mundo para que le dieran algo de comer. La tuvo que mirar de frente, apuntarla al pecho y dispararla, aprovechándose de su confianza.

¿ Cabe pensar lo que puede ser capaz una persona así ? Es una vergüenza para nuestra especie, yo reniego de él. Y esto suele ser el paso previo de estos enfermos mentales, el entrenamiento necesario para luego hacer algo semejante con personas. Al menos eso dice un psiquiatra amigo mío. Un loco peligroso anda suelto, cuidado.