-Mayte, como te decía, hay cosas más alucinantes aún.
-Cuenta, cuenta.
-Bueno, además de que la gente respeta los parques…
-¿Qué quieres decir?
-Lo que quiero decir es que, si acaban de plantar el césped, o lo acaban de segar, ponen un cartel de “prohibido pisar” y a NADIE se le ocurre poner el pie en esa zona.
-Imagínate aquí, da igual lo que pongan en los carteles.
-Sí, Mayte, la gente es muy guarra, hay de todo en el césped.
-Y ¿qué más?
-Pues paseando vi una tienda de chuches para mascotas.
-¿Cómo? Te refieres a una pajarería ¿no?
-No, no, me refiero a una tienda de chuches. Las compras al peso, como en los cines. Para perros y gatos. Tienen de todo lo que te puedas imaginar, y también lo que no.
-¡Qué pasada!
-Y también había una tienda de animales…pero ¡qué tienda! Camas alucinantes, cochecitos de bebé para perros, para llevarlos cuando son viejecitos o muy cachorritos, edredones superchulos, todo tipo de juguetes para perros y gatos, había unos educativos que tenían muy buena pinta.
-De esos tenemos en la clínica, hemos traído unos para gatos que están fenomenal. Hay uno que es como un laberinto.
-No entiendo, Mayte.
-Sí, es un laberinto donde pones la comida y hay agujeros para que el gato meta la pata y empuje las bolas de pienso.
-O sea, que si no se lo curra, no come.
-Jajaja, sí, así es, pero te aseguro que se las ingenian para comer. Así se entretienen y comen menos. Son juegos “intelectuales”, ideales para gatos caseros y que juegan poco.
-Deben ser parecidos, pero no veas qué bonito estaba todo puesto. Pero me falta lo mejor.
-Tú dirás, estoy flipando.
-Una guardería para gatos.
-¿Cómooooo?
-Lo que oyes. Una guardería para gatos.