El bebé empieza a desplazarse por la casa, ya no es el muñeco que solo llora, mama o toma el biberón. Ahora, además, se desplaza a gatas o da sus primeros pasos.
Y persigue al juguete que más le gusta: el perro de la casa, que se mueve solo y le hace reír. Este es un momento importante, delicado si no lo manejamos bien.
La mayoría de los perros y gatos, ante la aproximación de un bebé que gatea o anda hacia ellos, se quedan quietos o -más frecuentemente- huyen ante esa «amenaza» que les viene. Pero puede suceder que se encuentren dormidos y su llegada les asuste y les despierte violentamente, o que se encuentren arrinconados en una habitación y no vean salida.
En esos casos, incluso los que tienen buen carácter pueden reaccionar mal y darnos un disgusto.
El siguiente comic, cortesía del Dr. Pablo Hernández y del equipo de http://www.etologiaveterinaria.com , nos aconseja cómo manejar estas situaciones, cuando el bebé empieza a tener autonomía para desplazarse.
Esperamos que os guste y, si os parece interesante, que lo difundáis.