Los gatos, esos grandes desconocidos, no son nuestras mascotas. Yo siempre digo que la casa es de ellos, que nosotros somos los humanos que vivimos en su casa.
Hay que saber entenderlos, porque los felinos domésticos son los animales que mejor se recuperan o soportan cualquier enfermedad. Si se hacen daño en una pata, no la apoyan hasta que han hecho el reposo suficiente. No se mueven. O lo estrictamente imprescindible. Si han vomitado, no comen hasta que se encuentran mejor.
Pero…¿ cómo detectar un problema cardiaco en un gato ?
Eso es más difícil, pero os voy a dar unas pistas.
Para empezar hay que decir que los gatos tienen menos problemas cardiacos que los perros, pero los tienen. Hay razas predispuestas a tener cardiopatías congénitas, esto es, que nacen con una malformación que con el tiempo – a veces poco tiempo – les causan problemas. Las más frecuentes son las cardiomiopatías hipertróficas, unas veces congénitas, otras secundarias a problemas de tiroides.
Las razas más predispuestas son los persas, y también los siameses, pero les puede pasar a gatos cualquier raza o mestizos.
El caso es que es difícil de diagnósticar- incluso por un veterinario- si no se hacen pruebas complementarias, porque cuando auscultamos el corazón 1 de cada 3 gatos no tiene soplo cardiaco. La radiografía de tórax no suele ser diagnóstica y solo se puede confirmar por ecocardiografía.
Como siempre, lo más importante es la prevención y el diagnóstico precoz, así que mis consejos son los siguientes:
– en razas predispuestas, además de la auscultación, realizar una ecocardiografía cuando el veterinario lo aconseje.
– A partir de los 8 años, chequeos geriátricos anuales
– Si hay soplo cardiaco, ecocardiografía de confirmación del problema cardiaco
– Y lo más importante, estar pendiente de los siguientes signos que, aunque inespecíficos, pueden hacernos sospechar de un problema cardiaco:
- Frío y/o parálisis en las patas, en especial en las posteriores (indicaría trombos)
- Problemas para respirar (disnea), que indicaría edema de pulmón
- Depresión, el gato no se mueve o se mueve poco por la fatiga propia de un enfermo de corazón
Ya sabéis, vigilad y cuidad, y si tenéis dudas, para eso estamos los veterinarios.